Empezó tu ruego y lo único que quiero es dormir.
No tengo las energías ni las ganas de escucharte getting deeper.
He llegado a tomar una distancia tal que ni culpa siento.
Logré escuchar halagos en tus reclamos, música en tus quejas.
Quiero coger y escuchar risas después.
Pero ahí estas. A punto de comenzar tu lamento.
Tu dolor logró copar tu alegría. Y ahora si. Lloras. Lloras y lo único que quiero es dormir pero te levantas desnudo y prendés un cigarrillo. Me tengo que levantar también.
La indiferencia es la peor forma de asesinar así que me solidarizo con vos.
No quiero matarte, aún.
Desnuda me levanto y te escucho refunfuñar.
Viene a mi mente la lección aprendida en las películas bélicas. No fumar en el campo de batalla. El enemigo sabrá dónde está tu cabeza y te la volará.
Potente braza maldita… te la volará.
- Vení, sentate acá- me llamas.
Me abrazas. Me dejo. Te escucho hasta que se te pasa. No opino. No interrumpo. Nunca falla.
Te alcanzó porque me agarras de la mano. Vamos a la cama, me decís como si vos hubieras tomado todas las decisiones esta noche. Como si hubieras sido vos el que impuso el ritmo de esta noche.
Ahora si. Podes dormir.
Ahora si puedo dormir.
Espero que no ronques ni me patees ni me destapes.
Espero.
“La felicidad no siempre es divertida” El miedo que come el alma al que refiere el título original ( Ali: fear eats the soul ) sobrevuela la película. Miedo a una sociedad que rechaza a esta pareja (ella varias décadas mayor, él inmigrante de color) que como reacción se aísla, primero junta, después por separado. Miedo a la felicidad y su precio; miedo a la soledad que los lleva a estar juntos para no seguir solos; que va y viene, rodeándolos, como la cámara, que empieza siendo una amenaza a la que se terminan acostumbrando. Resulta llamativo que esta historia de amor destemplada, sin comienzo ni final feliz, se haya inspirado en aquel melodrama clásico de 1955, “All that heaven allows” de Douglas Sirk. Los movimientos de cámara (no de zoom) que en aquella acercaban al espectador a la intimidad de sus personajes, en ésta se acercan para luego alejarse, dejándolos dentro de la habitación, desnudos o bailando mientras enmarca, desde lo oscuro, la imagen que ha creado. Y así se explicita
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